Declaración Tarotística Permanente

"El deseo del hombre religioso de vivir en lo sagrado equivale, de hecho, a su afán de situarse en la realidad objetiva, de no dejarse paralizar por la realidad sin fin de las experiencias puramente subjetivas, de vivir en un mundo real y eficiente y no en una ilusión".

Mircea Elíade, "Lo sagrado y lo profano".

sábado, 16 de enero de 2010

¿Qué es el Tarot?

Dejando de lado las numerosas teorías sobre su origen (abono a la hipótesis “origen desconocido – aproximadamente medieval – europeo"), el tarot es una herramienta útil en varios niveles de la vida cotidiana, consistente en un conjunto de símbolos que, mediante el fenómeno conocido como “sincronía”, nos da acceso a información relevante sobre cada momento o motivo de consulta.

¿Cómo funciona?

El funcionamiento y el uso práctico del tarot no tienen que ver con la imagen popular de "magia" o "brujería", sino con el uso de fenómenos recurrentes y normales de la vida cotidiana, usados con sensibilidad, delicadeza y sentido común por parte del tarotista y el consultante.

Las ideas de Carl G. Jung son muy útiles a la hora de explicar qué es y cómo funciona el tarot, por varios motivos: por un lado, fue la primer persona en hablar del fenómeno de “sincronía” y brindar una descripción de las bases prácticas del tarot: porqué una carta elegida al azar puede estar vinculada a una pregunta o problemática.

Información un poco más detallada sobre el concepto de sincronía, acá.

Por otro lado, fue tambien uno de los pioneros en el estudio sistemático de los símbolos arquetípicos, que son la razón de que cualquier carta del mazo, independientemente de que se vincule a la problemática específica del consultante en un momento dado, contenga significados que se relacionan potencialmente con la problemática de cualquier ser humano.

Información un poco más detallada sobre el concepto de arquetipo, acá.

Atención: esto no significa que “todo tiene que ver con todo”. No es que cualquier carta del mazo puede representar cualquier problemática, sino que, en el total de las cartas del mazo -cada una representando un aspecto fundamental y universal de la experiencia humana- y sus posibles combinaciones, se cubren de modo esquemático prácticamente todas las problemáticas posibles.

A partir de aquí, queda en manos del tarotista el uso de la sensibilidad, el sentido común, la experiencia vital y un background filosófico – práctico (lo que no tiene aplicaciones prácticas, no sirve) para proveer al consultante de un desarrollo y aplicación del esquema que lleve a una respuesta interesante, y del consultante tomarla o no.

¿Para qué sirve?

La pregunta más correcta sobre la imagen popular del tarot es “¿para qué quiero saber el futuro?”, con las ideas implícitas de “si me lo están diciendo, lo más probable es que no pueda cambiarlo, y nada más me amargue, etc., etc.”.

Es una pregunta absolutamente correcta.

Afortunadamente, la imagen popular es falsa: el tarot – al menos desde la línea de trabajo a la que adscribo – NO PREDICE EL FUTURO, PORQUE EL FUTURO NO EXISTE.

Esto no es simplemente una secuela punk del ”no future”, sino una afirmación sobre la naturaleza del tiempo: el pasado y el futuro tienen existencia y peso psíquico, en nuestra mente, pero no tienen existencia física, propia.

Lo único que existe plenamente es el momento presente, en el que cohabitan nuestras limitaciones naturales, nuestras limitaciones adquiridas (y por lo tanto corregibles), nuestras interpretaciones del pasado y nuestras expectativas sobre el futuro.

Limitaciones, interpretaciones y expectativas se influyen mutuamente, y condicionan en buena medida nuestros intereses y acciones, decantando un futuro probable.

El tarot funciona, gracias a la selección de la sincronía y la información contenida en sus símbolos arquetípicos, como un excelente mirador, o cámara panorámica: merced a la capacidad combinada del tarotista, el consultante y los elementos simbólicos del tarot mismo, permite que el consultante eleve su visión desde lo inmediato hacia lo general en un sentido profundo, se contacte más claramente con sus limitaciones para aceptarlas o transformarlas, y con sus interpretaciones y expectativas, para conocerse o cuestionarse y, desde esta nueva perspectiva, tomar las decisiones pertinentes sobre el curso de su vida.

No hay que llamarse a engaño: las limitaciones son, muchas veces, determinantes, así como las “decisiones pertinentes” son, siempre, una cuestión de responsabilidad y madurez.

El tarot sirve para que cada persona pueda llevar adelante su vida con la mayor responsabilidad posible.

El tarot no sirve para recibir regalos o soluciones mágicas.

¿Cómo se usa?

Cada tarotista tiene su método.

El mío consiste en una entrevista breve con el consultante, en la que indagamos juntos sus inquietudes y definimos el propósito de la consulta, buscando focalizar al máximo y limitar al mínimo las preguntas.

No fomento las preguntas múltiples ni las sesiones largas por dos motivos:

- no es posible retener muchas respuestas diferentes, por lo que hacer muchas preguntas termina siendo inútil para el consultante mismo, por un lado, y

- la práctica viene demostrando que casi todas las preguntas importantes están vinculadas entre sí, por otro. Normalmente, una persona no tiene verdaderamente más de una, dos, o a lo sumo tres preguntas importantes en cada momento de su vida. Lo demás son ramificaciones del mismo problema, o ansiedad.



Una vez definido el tema de consulta, elegimos el tipo de tirada, nuevamente tratando de reducir el flujo potencial de información al mínimo, para que sea “portátil”. En caso de que surja mucho material, porque las respuestas sean abundantes o porque las preguntas sean más de lo que uno se puede llevar en la cabeza, se ofrece el servicio de bajada por escrito, accesorio.

Todo esto se realiza en mi casa, idealmente, por el barrio de Palermo.

En caso de ser necesario, se puede contemplar trabajar en otro lugar, pero es recomendable buscar aquellos que brinden las mejores condiciones para una charla donde se pueda mantener la concentración relajadamente.

¿Qué es sincronía?

La sincronía fue definida por Jung como “la relación acausal (sin causa aparente) entre hechos psicológicamente significativos para el observador”.

En cierto momento de su vida, intentó extender este concepto y liberarlo de la necesidad de un observador, pero como eso necesitaba que hubiera significado sin persona que observe, se metió en un balurdo filosófico del que no sé si salió, pero sí sé que terminó volviendo a usar el primer significado.

Para poder entender las aplicaciones de esto en lo práctico, conviene imaginar la vida como “sumergida en agua”: cada movimiento de cualquier cosa existente, genera ondas en el agua, que se extienden potencialmente hasta el infinito. Si yo me muevo, o alguien muy lejos mío se mueve, las ondas que generamos en el medio circundante eventualmente se cruzarán, entre sí y con nosotros.

Por lo tanto todas las cosas existentes, en algún momento, serán tocadas e influídas por el movimiento de las demás, incluyendo las intenciones de movimiento, realizadas o no, y expresarán esto de alguna forma, con su propia conducta.

Por supuesto, todo esto es una hipótesis, pero es una que explica muy bien los fenómenos frecuentes en la práctica de tarot.

El tarot usa este aspecto de la sincronía de que la influencia entre unas y otras cosas se “exprese de manera significativa para el observador”, prestando a través del mazo un conjunto de significados de fácil interpretación y decodificación.

Lo mismo se puede hacer en realidad con la borra del café, con la caída de las hojas o el arremolinarse del polvo de la calle, pero cada cosa demanda diferentes cantidades y tipos de talento: para los seres humanos normales, como uno, lo más sabio es tomar las mejores herramientas disponibles y adiestrarse en su uso.

En este sentido, un mazo de tarot bien hecho es una excelente herramienta, porque contiene elementos simbólicos ricos, profundos, bien definidos y fértiles al mismo tiempo, con contenidos que permiten un desarrollo psicológico y filosófico de aplicaciones prácticas en la vida cotidiana del consultante.

¿Qué son arquetipos?

Cuando hablamos de "un mazo bien hecho" nos referimos a que las imágenes que lo ilustren contengan verdadero valor arquetípico.

¿Qué quiere decir esto?

Hay una línea de pensamiento que sostiene que todo lo que se ve es en realidad expresión de una idea previa, más abstracta y más completa al mismo tiempo.

Una mesa cualquiera es la expresión de la idea "mesa". Pero es una expresión: la idea mesa puede expresarse de miles de formas diferentes: con tres patas, con cuatro, cuadradas, redondas, etc. Pero también, llegado cierto nivel de mutación, la idea misma cambia, y pasa de ser la idea de mesa a ser la idea de silla, o cama, o cualquiera cercana pero diferente.

Esa idea central, que se puede expresar de miles de modos diferentes sin dejar de ser ella misma, es el arquetipo.

Los arquetipos son las ideas medulares, centrales, de cosas que se pueden expresar de miles de formas diferentes. Conocer el arquetipo nos permite no confundirmos con la forma en que la idea se expresa en un momento u otro, para así clarificar nuestra propia posición y conveniencias.

Una mazo de tarot busca, a través de las imágenes que lo ilustran y de un código tradicional que enriquece la interpretación de estas imágenes, revelar al consultante las ideas centrales acerca del tema de consulta.

Por supuesto, las ideas posibles son potencialmente infinitas, y un mazo no puede proveer esto.

Pero somos varios los que consideramos que, en las 78 cartas regulares de un mazo tradicional, se ha logrado de manera cabal y profunda representar la mayor parte de las experiencias importantes y significativas que todo ser humano puede atravesar en su vida, y que con la combinatoria de estas cartas que salga en cualquier consulta (junto con la sensibilidad y criterio del tarotista, siempre) se puede retratar de manera confiable y útil cualquier situación vital, con sus alternativas y conveniencias.